La última caída, el primer salto

Es difícil quedarse parado en un sólo lugar, tratando de mirar qué hay más allá siendo sólo un espectador de una película tan larga y con un final impredecible. La simple idea de quedarse estático carcome cada uno de las ideas dejando sólo un cuerpo inerte... el producto de un veneno tan letal directo desde la muerte.

Sólo el día y la noche son testigos -o peor aún cómplices- de un momento tan frágil, cruel e imposible de salir ileso. ¿Qué hace que lo que parece bueno en realidad es malo o viceversa? Es un simple truco bien montado para complacer un berrinche sin fin. ¿A eso se le llama experiencia? ¿Esquivar el berrinche? ¿O la experiencia es perdonar las consecuencias que trae este?

Acatar cada error y cada éxito ya no es suficiente, se necesita un poco más de coherencia, razón y sentido.

Tiempo en un segundo

Existen millones de millones de personas en el planeta y cada una de ellas tiene miles de sueños y metas por realizar que posiblemente sean totalmente diferente a los de los demás. Es curioso que en el mismo lugar donde todos estamos involucrados tengamos distintos deseos, que aunque nadie quiera, todos tenemos una función.

El pasar al lado de un restaurante, sentarse en un parque, pedirle la hora a un extraño es lo mínimo que hacemos que nos relacione con otra persona. Un instante en el que un segundo pasa tan lento como un año y tan rápido como el viento nos puede marcar la vida o no dependiendo nuestra atención.

Muchas veces no sólo es ignorar lo que pasa al rededor de nosotros, también es ignorar cada momento que pueda servirnos, hacer una rutina nuestra vida y asignarle un valor a cierto tipo de "utilidades". Dejar de observar, cerrarse en nuestra necedad.

A veces vivir lo vemos sólo como un nuestro hobbie, siempre tratando de alcanzar metas sin importar lo demás. Teniendo un objetivo muy general en la vida pero muy elitista con las otras oportunidades que puedan llegar.

Vivir no es una pérdida de tiempo, vivir es apreciar el tiempo en todo momento.